En el mundo jurídico, los conceptos de «marca personal», «diferenciación» y «propuesta de valor» parecen pertenecer en exclusiva al sector privado. Son las armas en la batalla diaria por captar clientes en un mercado saturado. El profesional del derecho que trabaja para la Administración Pública —sea abogado o juez— a menudo se percibe a sí mismo como un actor en un ecosistema diferente: uno con reglas claras, una carrera definida por la antigüedad y una aparente inmunidad a las presiones del mercado.
Esta percepción, aunque comprensible, es una peligrosa miopía profesional.
La realidad es que los principios que definen el éxito en el sector privado son igualmente cruciales dentro de la estructura pública. Aunque las tácticas cambien, la estrategia subyacente es la misma: para crecer, influir y construir una carrera a prueba de futuro, el profesional jurídico público debe dejar de verse como un simple funcionario para convertirse en un activo estratégico. Y para ello, necesita cultivar su propia marca personal.
La Falsa Muralla: Tu «Mercado» está Dentro
El primer error es creer que por no tener «clientes» externos, no existe un «mercado» al que servir. El mercado del abogado público o de un juez es interno y sumamente competitivo. Tus «clientes» son tus superiores, los responsables de otras áreas, los órganos de gobierno, los comités y, en última instancia, los altos cargos que toman las decisiones.
En este entorno, existen dos perfiles:
- El Profesional Fiable: Es competente, diligente y cumple con su trabajo a la perfección. Procesa expedientes, emite informes correctos y es una pieza funcional del engranaje. Es respetado, pero fundamentalmente, es intercambiable.
- El Profesional Referente: Va un paso más allá. No se limita a ejecutar; busca activamente dominar un área de conocimiento compleja y estratégica. Se convierte en la persona a la que todos consultan cuando surge un problema de alta complejidad. Este profesional no compite por volumen, compite por ser indispensable.
Su marca personal no se basa en un logo, sino en una reputación forjada a base de excelencia técnica, visión proactiva y una especialización profunda.
El Dilema del Juzgador: Más Allá de la Sentencia
Y este mismo principio se aplica, quizás de una forma aún más sutil y profunda, a la figura del juez. Tradicionalmente visto como un árbitro imparcial y distante, el juez también enfrenta una elección que definirá su carrera.
- El Juez Cumplidor es aquel que dicta sentencias con rigor técnico y mantiene su juzgado al día. Su labor es fundamental y necesaria, pero no es suficiente para trascender.
- El Juez Referente es aquel cuya doctrina es estudiada en las facultades de derecho, cuyas sentencias son citadas por los abogados más prestigiosos y cuyos razonamientos innovadores sientan jurisprudencia. Es la autoridad en áreas complejas como el derecho de la competencia, la propiedad intelectual en la era digital o los delitos económicos.
Este juez no asciende solo por antigüedad. Asciende a tribunales superiores, es considerado para las altas cortes (como el Tribunal Supremo o el Constitucional) o para organismos internacionales porque su nombre es sinónimo de excelencia y de un profundo dominio en un área crítica del derecho. Su «marca personal» no es un perfil de LinkedIn, sino el peso intelectual y la coherencia de su jurisprudencia. Se convierte en un pilar del sistema judicial, no solo en un operario del mismo.
Construyendo un Puente hacia el Futuro: El Salto Estratégico
La construcción de esta marca personal no solo es clave para el crecimiento interno, sino que es la mejor póliza de seguro para el futuro. Para el abogado público, los años en la Administración pueden ser una jaula de oro o una plataforma de lanzamiento.
- El Abogado Fiable que decide pasar al sector privado se enfrenta a un mercado que no entiende su valor genérico.
- El Abogado Referente, en cambio, no busca trabajo; es fichado. Su conocimiento del «otro lado del mostrador» en un nicho específico es un activo de valor incalculable para un despacho o empresa.
Pasos para Construir tu Marca como Profesional Público
Desarrollar esta marca no requiere de campañas de marketing, sino de acciones estratégicas y consistentes:
- Identifica tu Nicho Estratégico: No te conformes con ser un experto generalista. Aspira a ser el referente en un campo complejo, con futuro y crítico para tu organización o para el ordenamiento jurídico.
- Busca la Excelencia Proactiva: No esperes a que te asignen un caso o un expediente. Anticipa problemas, estudia las tendencias, publica artículos doctrinales, participa en foros especializados y propón soluciones innovadoras.
- Conviértete en un Generador de Conocimiento: Ofrécete para dar formaciones internas. Escribe en revistas especializadas. Ser generoso con tu conocimiento es la forma más rápida de consolidar tu reputación como experto.
- Haz Networking Inteligente: Construye relaciones profesionales sólidas no solo en tu línea jerárquica, sino a lo ancho del sistema judicial y administrativo.
Conclusión: Eres el Arquitecto de tu Carrera
La estabilidad del sector público no debería ser una excusa para la pasividad profesional. Es una oportunidad única para construir, sin las presiones del mercado privado, un perfil de un valor inmenso.
Ya sea como abogado del Estado o como juez, la decisión es tuya. Puedes ser una pieza eficiente pero reemplazable del sistema, o puedes convertirte en un activo estratégico, un referente indispensable cuya opinión es buscada y cuyo futuro profesional está firmemente en tus manos.